Se dice que en la época cuando se daba culto a los dioses, dos hermanos caminaban por los campos de un pueblo asentado en el lugar. Durante su recorrido, los muchachos encontraron una serpiente pequeña con dos cabezas. Los jóvenes quedaron asombrados de ver al peculiar ofidio con tales características poco usuales, así es que al llamar su atención, deciden llevarlo consigo rumbo a su hogar.
Los jóvenes estuvieron prendados de su nueva mascota, no cesaban de jugar con el animal, le daban de comer mucho y la serpiente crecía con suma rapidez. Era algo imparable e inexplicable pues el animal cada vez se le notaba más amenazador. Ante ello, los pobladores y vecinos, les reclamaron abiertamente a los hermanos pues la serpiente estaba demasiado grande y podría ser un peligro para la comunidad y los conminaron a llevársela del pueblo. Muy a su pesar, los hermanos tuvieron que llevar a la serpiente lejos de la zona, así que la metieron a un saco y la llevaron caminando hacia el mar. Tuvieron que caminar cerca de 5 kilómetros de donde estaban.
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na vez en el mar, los jóvenes dejaron el paquete con la serpiente dentro y se marcharon. Al poco rato, la víbora logra escapar de su encierro y se sabe sola en el mar, así que regresa siguiendo los rastros que dejaron los hermanos. En el camino, el enfurecido animal iba comiéndose los animales que encontraba, incluso a personas que se cruzaban en su camino. La bestia crecía cada vez más y se volvía aún más fiera e incontrolable. Poco a poco se acercaba al pueblo de los hermanos.
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